El colegio San Vicente fue fundado por don Jaime Callén natural de la villa de Berbegal, el día de San Vicente Mártir  en el año 1587, como consta del acto de institución, que testificó Juan Marterol, notario real.

Don Jaime Callén llegó a juntar grandes caudales y no teniendo sucesión los empleó en obras pías. Para la manutención del Colegio de San Vicente destinó el fondo correspondiente a mil escudos de rédito anual. Ordenó que hubiese doce Colegiales.

Al obispo de Huesca le dio facultades para visitar al rector y colegiales en cuanto a la vida y costumbres solamente.

Instituyó en patronos al Cabildo de Huesca, a la ciudad de Huesca y al Colegio de Berbegal con sus dos capellanes , a los cuales atribuyó todo el poder necesario para nombrar seis personas , dos de cada cuerpo, para formar estatutos, como los hicieron el año 1619. Confirmó dichos Estatutos Carlos II, Rey de España, a 30 de Octubre de 1697;  el rey recibió a este Colegio, a sus Colegiales, rentas y posesiones bajo su especial e inmediata protección; le concedió el privilegio de salvaguardia, el escudo de las armas reales que tiene sobre la puerta y el título de Colegio Real como consta en el sello del archivo del Colegio a fecha de 26 de Octubre de 1697.

A 17 de abril de 1742 le concedió otro privilegio Felipe V dando los mismos privilegios y tratamientos al Colegio San Vicente que goza el de Santiago, siendo ambos tratados sin diferencia como queda publicado en el Consejo Superior.

De este Colegio han salido muchos varones ilustres en virtud y letras: Miltrados,  camaristas, lugartenientes del Justicia de Aragón, regentes del Consejo Supremo de Aragón y de varias Audiencias, cancilleres o jueces, catedráticos, escritores, consejeros, oidores, canónigos, etc…

A partir de 1815 desaparece la Universidad y los Colegios. En su lugar se instala un instituto que depende del Ministerio correspondiente al de Educación, y se emplea para colocar los libros de los Conventos suprimidos. Se pensó hacer allí la Biblioteca Provincial. Luego se cambió de opinión y se pensó en instalar un Museo, pidiendo el Ministerio de Fomento el uso absoluto del edificio de San Vicente, y a la Diputación dinero para reformar el Colegio. Ninguno de estos proyectos se llevó a efecto. Entonces el edificio se usó para diversos fines, entre ellos como cuartel y una casa de huérfanos.

Hacia los años 1920 se instaló parte del material de artillería y por último se hizo el actual Colegio Público.